Wednesday, January 14, 2009

DE ALGUNOS REINOS DE LA COSTA DEL PERÚ




En la Costa Peruana, en el periodo Intermedio Tardío (1200-1450), los cronistas de la época colonial señalan la existencia de otros reinos que, al igual que el Chimú, fueron sometidos por los Incas en 1450. De uno de ellos, llamado Cuismancu, recién se ha demostrado por la presencia de poco restos arqueológicos, su existencia. Una etnia denominada Cuismanco se habría desarrollado en Cajamarca, en la Sierra Norte del Perú. Dominando las actuales provincias de Chota, Hualgayoc, Santa Cruz, Cajamarca, Celendin, Contumaza, San Marcos, y Cajabamba. Su Dios más renombrado era llamado Catequil, dios del rayo y el trueno, quien era venerado en un templo de Huamachuco. También pertenecen a esta cultura las famosas Ventanillas Otuzco, que son tumbas excavadas como cuevas, en los cerros, donde colocaban las momias de sus grandes curacas (1).
Hay autores que afirman que en la época existió el Señorío de Cuismanco (Del Busto 1978 b), cuyos dominios comprendían los valles de Chancay, Chillón, Rímac y Lurín y cuyo poder era tan grande que mantenía en jaque a los Atavillos, Yauyos y Huarcos y trataba en términos paritarios con el Reino de Chimor. No esta probado que dicho señorío haya existido, pero en todo caso su posible existencia no hubiera alterado mayormente la organización política que ha sido debidamente comprobada para los valles de la Comarca.(2) Es a este último reino al que se refieren los autores, no al de Cajamarca.
El reino de Collique, en cambio, se ha identificado en la zona de difusión de la Cultura Chancay, en la Costa Central. La sociedad Collique se ubicó en todo el valle del Chillón, desde las orillas del mar hasta las estribaciones andinas, llegando hasta Santa Rosa de Quives. En esta zona se cultivaba la hoja sagrada de coca. Tuvo como vecinos a los grupos Canta e Ychma. Las fuentes escritas del siglo XVI informan que el señorío de Collique mantuvo constantes conflictos con sus vecinos. (3)
El yacimiento que ha dejado muestras más significativas es la necrópolis de Ancón, cuyas tumbas, en origen riquísimas, han sido objetos de saqueos en el transcurso de los últimos dos siglos.
Así como en el caso de la cultura Paracas las sepulturas contenían numerosos fardos de cadáveres inhumados en posición fetal o sentados, envueltos en magníficos tejidos, y con máscaras mortuorias de madera. Son típicos de la cultura Chancay los "cuchimilcos", figuritas de cerámica antropomórifcas, de dimensiones variables y rasgos estilizados, que se usaban como amuletos y como objetos de culto.
Precisamente como resultado de los saqueos de la necrópolis, los ajuares funerarios, de los que se conserva sólo una mínima parte, ofrecen una visión parcial de la cultuta material y de la iconografía Chancay.
A lo largo de la costa sur, sobre los vestigios dejados por la civilización Nazca, han permanecido los rastros de otras culturas. El reino de Chincha floreció en el fértil valle del mismo nombre y en el de Ica. Un documento anónimo del siglo XVI habla de él, y describe una sociedad extremadamente organizada y dividida en grupos de granjeros, pescadores y comerciantes.
El grupo de comerciantes viajaba en balsas y creó una red comercial entre Ecuador y la región de los Altiplanos.
El yacimiento arqueológico de La Centinela, de notable interés, era probablemente una especie de "cápital" del reino de Chincha. En lo que respecta a la producción artesanal que floreció en el seno de esta cultura, los refinados tejidos representan una continuación de la tradición Paracas y Nazca, que nunca se extinguió, y contrasta con la simplicidad de las obras de terracota, pobres en sus formas y decoradas con simples motivos geométricos.

Maria Longhena Walter Alva
Perú Antiguo Historia de las Culturas Andinas

Modificado por cuestiones de edición, se añaden notas que van en cursivas que no se relacionan a los autores mencionados.
(1)http://intermediotardio.blogspot.com/2005/06/el-reino-cuismanco.html Arturo Gomez Alarcon
(2)http://sisbib.unmsm.edu.pe/Exposiciones/FundLima/limaprehisp/tambos2a.htm Los Señoríos y Curacazgos Limeños
(3)http://pe.kalipedia.com/historia-peru/tema/peru-preincaico/senorio-collique.html?x=20080605klphishpe_16.Kes&ap=2

Fotos: http://www.perou.org/album/photos/view.php?lg=es&id=705
http://www.naya.org.ar/peru/lacentinela.htm

Monday, January 12, 2009

EL MÁS ALLÁ





Los pueblos de la sierra creen que todas las ánimas de los que mueren van a una tierra que llaman Upamarca, la tierra muda. (El país del silencio, al que llegaban los difuntos después de atravesar un ancho río por un puente estrecho). Antes tienen que pasar un río y el puente de cabellos es muy estrecho. A las ánimas las pasan unos perros negros y por eso los crían los indios. Los del pueblo de Huacho y los otros de la costa dicen que las ánimas van a la isla de Guano, y que las llevan los lobos marinos que ellos llaman tumi.
Lo que comúnmente todos los peruanos creían y tenían por fe es, que el que era bueno, cuando moría volvía hacia el lugar de donde había venido, el cual era debajo de la tierra; allí vivían los hombres y tenían todo descanso.
Pero el que era muerto por justicia, hurtaba, o hacía otros pecados, cuando se moría iba al cielo donde hay fuego, y allí pagaba por ellos.
Tenían y creían también que los muertos han de resucitar con sus cuerpos y volver a poseer lo que dejaron; por eso lo mandaban echar consigo en las sepulturas, y les ponían a los muertos todo lo mejor que tenían, porque creían que como salían de acá así habían de aparecer sus ánimas allá donde iban ...
Los peruanos tenían por entendido que había un infierno para los malos donde los atormentaban los demonios, y que llamaban Zupay. Decían, que los que iban al infierno, padecían mucha hambre y sed; que las comidas que comían y bebían eran carbón, culebras, sapos, y otras cosas parecidas. Los indios que iban al cielo comían y bebían espléndidamente muy buenas comidas que el hacedor les tenía preparadas, y que también recibían las comidas y bebidas que se les quemaban en la tierra.

Traducido directamente por Walter Krickeberg.
Mitos y leyendas de los Aztecas, Incas, Mayas y Muiscas

Fotos: En Huacho, Isla Don Martín, excepto segunda foto que corresponde a la Isla Huampanu mucho más al sur.

COMO EN LA ANTIGUEDAD, SE DECÍA QUE LOS HOMBRES VOLVÍAN AL QUINTO DÍA DESPUÉS DE HABER MUERTO. DE ESAS COSAS HEMOS DE ESCRIBIR


En los tiempos muy antiguos, cuando un hombre moría, dejaban su cadáver, así nomás, tal como había muerto, durante cinco días. Al término de ese plazo se desprendía su ánima, "¡sio!" diciendo, como si fuera una mosca pequeña.
Entonces la gente hablaba: "Ya se va a contemplar a Pariacaca, nuestro hacedor y ordenador". Pero algunos afirman, ahora, que en aquellos tiempos no existía aún Pariacaca y que el ánima de los muertos volaba hacia arriba, hacia Yaurillancha. Y que, antes que existieran Pariacaca y Carhuincho, los hombres aparecieron en Yaurillancha y Huichicancha.
Dicen también que, en aquellos tiempos, los muertos regresaban a los cinco días. Y eran esperados con bebidas y comidas que preparaban especialmente para celebrar el retorno. "Ya regrese", decía el muerto a la vuelta.
Y se sentía feliz en compañía de sus padres, de sus hermanos. "Ahora soy eterno, ya no moriré jamás", afirmaba.
Por esta causa, los hombres aumentaron, se multiplicaron con exceso. Y era muy dificil encontrar alimentos. Tuvieron que sembrar en los precipicios, en los pequeños andenes de los abismos. Vivían sufriendo.
Y cuando era así, tanto, el padecer, murió un hombre. Su padre, sus hermanos y su mujer lo esperaron. Se cumplió el plazo, llegó el quinto día y el hombre no se presentó, no volvió. Al día siguiente, en el sexto, llegó. Su padre, sus hermanos, su mujer lo esperaban muy enojados.
Viéndolo, su mujer le habló con ira: "¿Por qué eres tan perezoso?
Los demás hombres llegan sin fatiga. Tú, de este modo, inútilmente me has hecho esperar". Y siguió mostrándose enojada. Alzó una coronta y la arrojó sobre el ánima que acababa de llegar. Apenas recibio el golpe: "¡Sio!" diciendo, zumbando, desapareció, se fue de nuevo. Desde entonces, hasta ahora, los muertos no vuelven más.

Dioses y Hombres de Huarochirí
Narración Quechua Recogida por Francisco de Ávila (¿1958?)
Traducción: José María Arguedas

Foto: Nevado Pariacaca