Thursday, February 01, 2007

EL MITO DEL ORIGEN DE LA POBLACIÓN DE LAMBAYEQUE

Los habitantes de Lambayeque y de los alrededores afirman, que en una época muy antigua llegó de la parte septentrional del Perú una gran flota de balsas. El jefe de estos extranjeros era un hombre de gran talento y de gran valentía; se llamaba Naylamp y su mujer se llamaba Ceterni. Además de ella tenía un gran número de concubinas. Los principales oficiales de su casa eran Pitazofi, que es el que tocaba la concha marina, instrumento muy estimado entre los indios; Ninacolla, que se ocupaba de su litera y de sutrono; Ninagentue, que era el encargado de suministrar las bebidas, Fongasigde que estaba encargado de extender polvo de conchas en los lugares por donde debía pasar; Ochocalo, su cocinero; Xam, que se ocupaba de las grasas y colores con los cuales él adornaba su cara; finalmente Ollopcopoc que preparaba sus baños, y Llapchilulli que hacía sus túnicas y sus vestidos de plumas muy estimadas en aquella época.
Naylamp desembarcó con todo su séquito en la desembocadura de un río que se llama hoy Faquisllanga. Allí abandonaron sus balsas y se asentaron en el país y construyeron amedia legua de dicho lugar un templo que nombraron Chot. Allá pusieron un ídolo que habían traído consigo y que representaba la imagen de su jefe. Estaba hecho de una piedra verde que se llama Llampallec, que quiere decir: figura o estatua de Naylamp.
Este príncipe murió después de un largo régimen y dejó un gran número de hijos. Para hacer creer al pueblo que era inmortal se extendió el rumor de que, por su poder mágico, se había dado alas y se había elevado al cielo.
Sus compañeros estaban tan afligidos por su ida que, aunque casi todos ellos tenían una familia numerosa y se había ligado fuertemente a su nueva patria, cuyo territorio era muy fértil, casi todos la abandonaron yéndose por todos lados para buscar a su jefe. Sus hijos nacidos en el país fueron los únicos que se quedaron allí.
Cium, sucesor de Naylamp, casado con una mujer joven llamada Zolzdoñi, tuvo de ella y de algunas concubinas doce hijos, cada uno de los cuales llegó a ser el jefe de una numerosa descendencia. Después de un largo régimen se encerró en un subterráneo donde él se dejo morir de hambre, a fin de ocultar su muerte al pueblo y de conservar la opinión que su raza era inmortal...
Tempellec era el último príncipe de esta dinastía. Quería cambiar el lugar del ídolo de Naylamp, que se había puesto en el templo de Chot. Este proyecto le trajo mucha desgracia. El demonio le apareció bajo la forma de una muchacha bonita y le sedujo.Pero apenas había consumado el crimen, cuando comenzó a llover, cosa que nunca se había visto en esta planicie. Este diluvio duró treinta días y fue seguido por un año de esterilidad y de hambres. Los sacerdotes y los jefes que habían tenido concoimiento del pecado de Tempellec, lo consideraban como la causa del desastre. Se apoderaron de su persona y lo tiraron al mar, con pies y manos ligados.
Su muerte significaba el fin de la dinastía de los soberanos naturales del valle de Lambayeque... Esta región se gobernó durante mucho tiempo como república, y fue finalmente sujetada por el poderoso Chimu Capac.

Walter Krickeberg
Mitos y Leyendas de los Aztecas, Incas, Mayas y Muiscas
AI APAEC